Amiga (p)

Siempre has estado a mi lado,
de la infancia a marchitado,
en tiempos en que llorado,
también cuando he disfrutado,

después de nacer mis hijos,
también cuando se casaron,
cuando enfermaron mis padres,
cuando este mundo dejaron,

en las crisis de mi hogar,
han servido tus verdades,
han sido un ancla en el mar,
para sortear tempestades,

muchas veces te he buscado,
siendo honesto, a conveniencia,
para mi siempre has estado,
para aliviar mis dolencias,

otras veces tu has llegado,
sin haberte yo invocado,
pues algo tengo anidado,
que no hace falta el llamado,

has sido el viento en mi espalda,
cuando he podido avanzar,
has sido lluvia en la cara,
si me ha faltado rezar,

compartimos miles de horas,
que pensé que yo te daba,
haciendo el balance de obras,
hoy sé que yo te robaba,

soy consciente que fallé,
pero tu me perdonaste,
de a ti a veces me olvidé,
de mi nunca te apartaste

en el recuento de vida,
cuando habla mi corazón,
te recuerdo a ti, mi amiga,
mi bastión: mi religión.

César Elizondo Valdés

Carta a Maricarmen

publicado el 24 de Septiembre de 2004 en El Heraldo de Saltillo
Por César Elizondo Valdés

Carta a Maricarmen


María del Carmen Ramírez García.
Senadora con licencia por Tlaxcala.
Primera dama del estado de Tlaxcala.
Candidato a gobernador de Tlaxcala.

Estimada senadora-primera dama-candidata:
Estoy de acuerdo con usted, la dirigencia nacional de su partido, el PRD, no debería desacatar la orden judicial dictada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en el sentido de reconocer su candidatura obtenida por un triunfo en las urnas para la selección de candidato a gobernar su estado. Es conveniente, de cualquier modo, pensar en lo que los políticos no cavilan en medio de la adrenalina electoral, no es solo quien te ampara, a veces es más importante sopesar quien no te apoya.
También coincido con sus declaraciones haciendo alusión a los deseos de su pueblo que aparentemente la respaldo en el proceso citado en el párrafo anterior, le dijo usted a los líderes de su partido (legales, no reales) que no se puede burlar la voluntad popular, menos, añadiría yo, en los escenarios actuales que comprenden elementos como la atención de los medios de comunicación, la necesidad de la gente por realmente elegir a sus gobernantes y el despertar de una generación de votantes que tropezaron con una trampa llamada publicidad y mercadotecnia para acceder a la democracia y la alternancia, trampa en la que ya no caerán.
Jamás estaría de acuerdo en que se le impida lograr sus objetivos a una persona por cuestiones de sexo, raza, religión ó ideología, aunque de esto no estamos hablando, creo que es mejor dejar en claro que su condición de mujer, lejos de ser un obstáculo, le es de gran ayuda. Debe, sin embargo tomar en cuenta que la mayor parte de quienes están a su alrededor, andan tras un proyecto personal, no necesariamente el de usted, no les crea todas las alabanzas, usted sabe de política, no permita que la ceguen.
Tampoco creo que el hecho de ser cónyuge del actual mandatario de Tlaxcala deba ser motivo de descalificación para su candidatura, aunque debemos recordar que no debemos hacer cosas buenas que parezcan malas, menos al revés. Pero puede pensar en la posibilidad de cambiar de nacionalidad, en Inglaterra, por ejemplo, se ve con buenos ojos a la monarquía.
Pero también debo decirlo, creo firmemente en verdades de la vida, como aquella que dice “dinero llama a dinero”, es natural, no son casualidades y en no pocas ocasiones no es por el valor del trabajo ó de las ideas, es por el implícito mérito del dinero, en este caso, concluyo, estoy ante lo que algunos quieren que sea la nueva realidad mexicana: Poder llama a poder.
Pero debe usted ser cuidadosa, ya que no es lo mismo heredar dinero que heredar poder. Para empezar, el dinero es de su portador, ó en todo caso tiene un dueño, el poder, por otro lado es de la gente, no debe tener dueño; el dinero, si alguien se lo propone, se puede ganar, el poder, implica mucho más que voluntad para ejercerlo; con el dinero, de cualquier forma que sea conseguido, usted puede hacer lo que quiera, con el poder, por el contrario, debe hacer lo correcto moral y legalmente. Como dirían los que anuncian sus tarjetas de crédito, tener poder no tiene precio, para todo lo demás existe master card.
Si tanto aprecia a su pueblo, si realmente tiene un proyecto de gobierno, haga un favor a todos incluida usted, espere seis años y vuelva a la carga, verá usted con una claridad que hoy no distingue, verá que la democracia no es selectiva. Entenderá entonces que no es lo mismo adentro que afuera, que no es lo mismo senadora que cenadora, y podrá sentirse orgullosa de experimentar no ser la primera dama, sino ser la primer mujer.
c.c.p. Maria Rubro de Hendricks, primera dama de Quintana Roo.
c.c.p. Martha García de Echeverría, primera dama de Nayarit.
c.c.p. Martha Sahagún de Fox, primera dama del país.
mjoly@terra.com.mx

El último piso

Publicado el 10 de Septiembre de 2004 en El Heraldo de Saltillo
Por César Elizondo Valdés


El último piso

Se despidió de su mujer embarazada, de su hija de 2 años y salió de su casa; tomo el metro para irse a trabajar. En el camino pensaba, ya que era el único momento del día en que tenía realmente tiempo para si mismo, dentro de una sociedad despersonalizada, en una cultura de individualistas, aún compartiendo medio de transporte con casi un centenar de personas, se sentía en soledad para divagar por los rincones de su mente; pensaba en su familia, no solo en su esposa que llevaba dentro a su bebe, no solo en su hija, la cual le había enseñado otra manera de amar y a quien todos los días le prometía un mejor futuro y mejores oportunidades, pensaba también en sus padres y sus hermanos, en sus amigos, relaciones y raíces que había dejado en México. Pensaba en el día de su regreso, llegaría de sorpresa para que sus padres no tuvieran que prepararse para recibirlo, les daría la alegría de verlo de regreso siendo un exitoso jefe de familia, con la madurez de quien es responsable de sus hijos, con el conocimiento y la experiencia para ser productivo y salir adelante en la vida.
Bajó del metro, al llegar a su trabajo, igual que todos los días, se sintió una vez más abrumado por los grandes edificios, la velocidad de las pisadas de la gente por la calle, respiraba las oportunidades que aquella ciudad le ofrecía, sentía que aquello era el centro del mundo, y lo creía, además, todos a su alrededor actuaban como si así fuera. Entró por fin a su edificio, bajo al sótano, checo su tarjeta y tomó su material de trabajo: aspiradora, sacudidor y trapo. Por el ascensor, subió hasta el último piso, como siempre, al abrir las puertas del elevador se encontró con las más lujosas oficinas que había visto en su vida, era el primero en llegar, había que empezar la limpieza antes de que los ejecutivos llegaran para que el tiempo fuera aprovechado, aún así, se dio tiempo para ver por los grandes ventanales, le impresionaba sentir la grandeza psicológica que le daba estar físicamente arriba de todos, era increíble como un humilde afanador podía sentir tal sensación de grandeza, la cual era prestada, el lo sabía, pero le gustaba observar cada día el mundo a sus pies.
De repente, un gran estruendo a lo hizo tirarse al piso por instinto, la luz se fue, ruidos de metales retorciéndose, vidrios y pedazos de concreto por todos lados, fuego unos piso más abajo. Sabía que algo estaba mal, ahora todo era silencio en aquel último piso vacío, fue hacía el ascensor, por supuesto, no había luz, mejor por las escaleras. Bajó algunos pisos, empezó a tomar conciencia de la compañía de otras personas, todos tratando de bajar por las mismas escaleras, las cuales antes parecían enormes, ahora, en la desesperación de evacuar, se veían demasiado pequeñas para tanta gente. Después, el infierno, imposible avanzar, fuego en el siguiente piso, personas que regresaban en vano a buscar otra salida, pasaron varios minutos de histeria y prefirió subir a esperar un milagro.
De nuevo solo, en el último piso, volvió a recordar a los suyos, está vez trató de recordar cada facción de las caras, cada timbre de voz y cada mirada; sabía que el milagro no llegaría, pensó que su muerte sería a causa del terrorismo y meditó en eso, lo peor del terrorismo, se dijo, no son las vidas que se pierden, ya que la mayoría de las religiones nos preparan para un más allá, la parte más dolorosa son los vacíos que una muerte injusta deja a su alrededor, en las vidas de familiares y amigos que ya no volverán a ser lo mismo y cargarán con un peso que no les tocaba llevar.
Entonces, escuchó como la estructura del edificio cedía al calor y al peso, empezó a sentir que caía junto con todo aquel piso vacío y tuvo para su esposa embarazada y su hija, sus últimos pensamientos. mjoly@terra.com.mx

Si yo fuera fuero

publicado el 3 de septiembre de 2004 en El Heraldo de Saltillo
Por César Elizondo Valdés

Si yo fuera fuero

Si yo fuera fuero, le pediría a Andrés Manuel que me abandonará, le diría que yo nací para defender a quienes se persigue sin haber cometido delito, para garantizar que los funcionarios públicos no sean obligados para atender procesos injustos que les podrían imputar por razones políticas ó de presión. Le explicaría que el hecho de que por razones políticas le saquen ahora sus delitos ya sentenciados, no lo exime de sus responsabilidades.
Le propondría sujetarse como todo mexicano debe hacerlo, a las leyes y a la autoridad competente por la falta que cometió; le preguntaría porque se ocupa más en defender su fuero que en defender su causa, lo cual si está en sus manos; le reclamaría por aferrarse a una figura jurídica para evadir sus deberes, uno de la cuales es , precisamente, cumplir y hacer cumplir la leyes; le señalaría que juegue como exige que lo demás lo hagan, con limpieza, independientemente de cómo lo hagan los otros; le recordaría que la mayoría de los votantes de este país pagan impuestos, aunque no nos guste, porque estamos sujetos a un estado de derecho del cual emanan todas las responsabilidades que como ciudadanos tenemos, y que con su postura, evidencia su falta de respeto a ese estado de derecho; le reprocharía por los tiempos que no volverán, del autoritarismo, del presidencialismo, de los intocables, y por consecuencia, la época de los gobernantes que creyeron ser más grandes que su pueblo.
Si yo fuera fuero, le reconocería a Andrés Manuel su verdad, que lo quieren inhabilitar para ser candidato a la presidencia; así mismo le haría ver que lo mismo hacen con los otros precandidatos, lo mismo harán con los que vengan y lo mismo se ha hecho siempre; le insistiría en dejar de hacerse el mártir para convertirse en mártir, ya que desde mi punto de vista, es el único camino que le queda para pasar a la historia de manera grande y digna, aunque sin ser primer mandatario. Le expresaría mi percepción de que no solo pierde su tiempo como regente de la ciudad más grande del mundo en una lucha que no podrá ganar, también pierde en imagen, la cual es más pequeña y más ridiculizada con cada escándalo.
Si yo fuera fuero, le manifestaría de una vez por todas a Andrés Manuel que ya no lo puedo aguantar, que mi función es asegurar la legalidad de los procesos contra los funcionarios, que mi misión no es dejar que los servidores públicos sean inmunes cuando sean culpables de actos ilícitos. Además le mencionaría que yo no tengo voluntad, ya que son los legisladores, personas de carne y hueso, con compromisos, ideales é intereses quienes son responsables del fallo que dictará si continúo siendo su escudo ó si desaparezco y se le obliga a cumplir con su proceso.
Si yo fuera fuero, me avergonzaría de que se me use como defensa de sinvergüenzas, no como protector de nuestros representantes. Pero como no soy fuero, y todo lo que valgo para Andrés Manuel es un voto, le diré que jamás desperdiciaría mi voto para darle el poder a quien ha dado tantas muestras de su desprecio hacía lo que los mexicanos hemos construido a través de muchos años, mucho sacrificio y muchas penas: el estado de derecho.
mjoly@terra.com.mx