Paciencia

Publicado el 22 de Diciembre de 2006

Como cada año, en los días pasados empezamos a ver un aumento en la afluencia vehicular de las carreteras de la región. El tránsito se incrementa, por un lado, debido al excesivo movimiento comercial que con motivo de la entrega de aguinaldos y compensaciones se registra en nuestras ciudades, y por otro lado, es la llegada por el norte de miles de paisanos que visitan nuestro país con motivo de las fiestas decembrinas.

Es prácticamente un estereotipo de nuestros hermanos que viven en los Estados Unidos el mostrar una pobre cultura al volante, cuando vemos un vehículo circulando sin rebasar por el lado izquierdo de la carretera adivinamos que se trata de un automóvil con placas extranjeras mucho antes de que nuestra vista nos dé la certeza, esto nos exaspera una y otra vez.

Y luego viene el regreso, durante los últimos días del año y los primeros de Enero, se repite el ritual pero está vez en sentido de sur a norte. Paciencia, es lo que debemos mostrar, ya que seguramente nuestros visitantes hacen un gran esfuerzo por no perder sus raíces, y, en honor a la verdad, sin sus remesas es probable que nosotros ni siquiera tuviéramos coche.
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No es cuestión de dinero

Publicado el 15 de Diciembre de 2006

Se habla mucho en estos días de las cantidades de dinero que los servidores públicos reciben por concepto de aguinaldo, bonos, ahorros y demás percepciones que les otorga ese bonachón Papa Noel que es el erario. Una corriente de opinión sostiene que los funcionarios deben gozar de altas renumeraciones para no caer en actos de corrupción.

Error pensar de esa manera. La corrupción no se da por la necesidad de satisfactores económicos, esta es consecuencia de la desmedida ambición que anida en la naturaleza humana. A nadie se le obliga a desempeñar un puesto en la administración pública, de hecho, de cierto nivel hacía arriba, ni siquiera trabajan ahí por necesidad económica.

Permanecer incorruptible no tiene conexión con la bonanza económica, tiene que ver con valores, con formación moral. Es por eso que algunos pensamos que hay ciertas posiciones dentro de las instituciones públicas cuyos miembros deberían tener cargos honorarios. Si hay miles de personas regalando su tiempo a las organizaciones no gubernamentales, bien se podría encontrar a algunos dispuestos a ser la cabeza de institutos que hoy pasan por el escrutinio público y oficial, pero que no por eso deben desaparecer.
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Contexto: Está columna fue escrita en el contexto de la pugna existente entre el Presidente del ICAI (Instituto Coahuilense de Acceso a la Información) y las autoridades Estatales y Municipales.

Expos: Fracaso de todos

Publicado el 15 de Diciembre de 2006

Como ocurre dos veces al año, presenciamos en estos días la discusión que se suscita debido al arribo a la ciudad de los comerciantes y fabricantes de ropa provenientes de la zona del bajío. Como ya es una costumbre, los oferentes visitan nuestra tierra con la intención de participar en la derrama económica que con motivo de aguinaldos existe en Diciembre y por reparto de utilidades en el mes de Mayo. Y como ya es una costumbre también, escuchamos a los comerciantes organizados (que no necesariamente quiere decir establecidos conforme a la ley), quejarse ante las autoridades de lo que ellos llaman una competencia desleal por no cumplir con todas y cada una de las disposiciones legales que se requieren para operar un negocio en la plaza, disposiciones emanadas de reglamentaciones federales, estatales y municipales.

Es una pena ver pasar malos ratos a nuestras autoridades que se ponen entre la espada y la pared cuando justifican el uso de todo el peso de la ley para impedir el establecimiento de la expo-venta en turno, no es que no exista fundamento legal para darnos la razón a los comerciantes locales en este tema, es solo que moralmente se nos cae la cara de vergüenza al reconocer tácitamente nuestra incapacidad para saber como retener la preferencia de la clientela saltillense ante la competencia dentro de la realidad de hoy en el mundo de los negocios: la globalización.

Es increíble que como consumidores reconozcamos las bondades que hoy en día representa el tener una veintena de opciones para escoger la marca de un automóvil debido a la apertura comercial, pero que por otro lado, como comerciantes sigamos mendigando la protección oficial para que la competencia se mantenga lo más lejos posible de nuestro territorio.

No es posible que como gremio le espetemos a nuestros gobiernos su obstinada cerrazón en temas como la transparencia y el acceso a la información cuando como empresarios demandamos de esa misma autoridad la cerrazón en cuestiones de índole comercial, como si viviéramos bajo un régimen de izquierda radical con la clásica postura dictatorial en la aplicación de la ley.

Es absurdo que se atreva a emitir una opinión al respecto un líder “empresarial” cuyos representados dudo mucho que estén dados de alta en cualquier régimen fiscal, si a caso, estarán dentro de la militancia de algún movimiento político, pero de cumplir con la inscripción ante hacienda, apostaría que no resisten una auditoria con el rigor que exigen sea utilizado en contra de los comerciantes golondrinos. Más absurdo aún, que los medios de comunicación publiquemos lo dicho por estas personas, que en este caso en particular tienen tanta autoridad moral para emitir un juicio como la tuvo Barrabás ante Poncio Pilatos, no por ser otros los enjuiciados pueden presumir su inocencia, menos acusar.
Y como sucede frecuentemente en nuestra región, se gasta tinta, saliva y tiempo en la discusión de un problema cuya raíz no se encuentra en Moroleón, sino en nuestra misma casa. Distraemos atención de lo que realmente debería preocuparnos: Idear la forma de desarrollar los negocios locales para que sean estos los que vayan más allá de nuestros limites territoriales a ganar el mercado que hoy es dominado por capitales de otras nacionalidades. Pero mientras los responsables de fomentar el desarrollo económico de nuestra zona no entiendan que el verdadero crecimiento lo generarán las inversiones locales y continúen su política de atracción de maquila en lugar de propiciar el auge de marcas propias, los empresarios seguiremos nuestra solitaria búsqueda del desarrollo, y jugaremos a ser David ante las transnacionales, y Goliat ante los conacionales.