El triunfo de Ana Guevara

publicado el 29 de Agosto de 2004 en El Heraldo de Saltillo
El triunfo de Ana Guevara

Por César Elizondo Valdés


A Vince Lombardi, entrenador de la NFL y creador de la dinastía de los años sesenta, los empacadores de Green Bay, se le atribuyen algunas de las más famosas máximas deportivas de todos los tiempos, “ganar no es lo importante, es lo único”, “en el deporte no hay espacio para los segundos lugares”, “el segundo lugar es el primero de los perdedores” y otras por el estilo. Las sentencias de Lombardi han sido como una biblia para entrenadores, deportistas, motivadores, líderes de gente, debido a su carácter motivacional, más que formativo. Estoy de acuerdo en que son basura las tercermundistas ideas de que lo importante no es ganar sino competir, que debemos esforzarnos sin esperar nada a cambio, que el deporte se debe ver como un medio, no como un fin, etc.; pero también debemos reconocer que hay derrotas que enaltecen el espíritu y de las cuales sacamos más provecho del que imaginamos, aprendiendo en la adversidad las verdades de la vida, que, dicho sea de paso, sería genial que todos las pudiésemos experimentar en el terreno deportivo para no repetirlas en ámbitos más trascendentales para el ciudadano común.
Es por eso, y por la actitud de Ana Gabriela Guevara al no poder ganar la medalla de oro, que me doy cuenta del gran triunfo personal que el segundo lugar será para la corredora, aún cuándo en este momento ella no este conforme con el resultado de la competencia. Estar preparada para ganar el oro y salir con la plata, fue sin duda un gran golpe que ha templado más su carácter; invertir miles de horas, sacrificar vida personal, diversión y familia en busca de un sueño para ver desde el podio izar la bandera de otro país por encima de la nuestra y escuchar respetuosamente el himno nacional de las Bahamas en lugar del mexicano, es mucho más pesado para ella que lo que nos puede pasar a muchos en nuestro trabajo y responsabilidades profesionales. Pero sin duda, en su interior sabe que su esfuerzo merecía el oro, igual que las demás competidoras, comprende y acepta que solo puede haber un primer lugar, pero eso no impide que existan más ganadores, ahí es donde las palabras de Lombardi dejan de ser verdades.
Los que hemos tenido la fortuna de ganar algún campeonato, sabemos el gran sabor que tiene el triunfo, los que hemos participado en una carrera de fondo, entendemos la importancia de competir, por arriba de ganar, ya que compites contigo mismo, no contra los demás corredores. Puestos en la balanza, me es difícil escoger el momento de más orgullo deportivo que he experimentado: ganar un campeonato en fútbol americano después de una carrera infantil-juvenil de ocho años, ganar un torneo de golf individual ó cruzar la meta de los 21 kilómetros en dos horas y siete minutos, más de una hora después del ganador. Cada reto que emprendemos tiene diferentes formas de premiarnos, siempre que estemos comprometidos en lo que buscamos, aún si no lo encontramos.
Al pasar los años, los mexicanos recordaremos vagamente a una corredora de las Bahamas que derroto a Ana Gabriela, pero seguiremos recordando con profundo respeto a una mexicana que superó sus propios limites y las fronteras impuestas por los detractores de los soñadores, a una mujer que puso el nombre de México en el mapa de las competencias de velocidad, alguien que con su entereza y ejemplo fue inspiración de una nueva generación de mexicanos triunfadores; en ese momento, las palabras de Vince Lombardi perderán todo su sentido para los mexicanos, porque aún en la derrota, Ana Gabriela será siempre nuestra campeona. mjoly@terra.com.mx

Las Olimpiadas y la frustración de la gallina

publicado el 27 de Agosto de 2004 en El Heraldo de Saltillo
César Elizondo Valdés


Los Juegos Olímpicos y la frustración de la gallina

Trate de evitarlo, pero al ver que todo México se empieza a colgar las medallas, termine por entrarle a la crítica a la delegación que nos representa en Atenas 2004, un grupo con algunas individualidades, ningún equipo y un ejercito de personajes de pantalón largo que disfrutan sus vacaciones como cada cuatro años. Es justo reconocer el esfuerzo de los deportistas, los cuales cumplen con los parámetros exigidos por el comité olímpico internacional, pero que ese nivel no les da para alcanzar la gloria, excepto, ya lo sabe usted, los casos de Ana Guevara, Oscar Salazar y Belem Guerrero, quienes con sus medallas de plata forman parte de lo mejor del mundo deportivo, no así México como delegación.
Desgraciadamente, el resultado en Atenas volverá a ser ignorado como es la costumbre de nuestras autoridades, olímpicamente. No soy crítico del gobierno por sistema, más bien mi posición siempre ha sido menos estado y más sociedad, he sostenido que lo que nos pasa es el resultado de las acciones de la sociedad en su conjunto, no del individuo gobernante; pero en está ocasión, tengo que culpar al gobierno por el repetitivo fracaso en cuestiones deportivas que nos acompaña en donde nos presentamos. Es inaceptable seguir con la cultura de que lo importante es competir, de dar el mejor esfuerzo sin esperar resultados, de que estamos sembrando, de que estamos en camino a ser una potencia, de que no se pueden tener resultados en seis años. Escucho eso desde los primeros juegos olímpicos que recuerdo, Moscú 80, han pasado 24 años y ahora ni siquiera somos contendientes en boxeo, caminata, maratón ó diez mil metros, competencias que por nuestra constitución física y herencia nos favorecen.
El deporte es parte esencial en la formación del ser humano, las partidas presupuéstales más importantes van para la educación, y el deporte está considerado dentro del ramo educativo; me gustaría ver un día un programa de becas y seguimiento para deportistas a futuro, que cada niño que sueñe con ganar una medalla olímpica ó un mundial de fútbol no dependa de la situación económica familiar, de la suerte ó de abandonar sus estudios para cumplir sus sueños, ó al menos intentar llegar a ellos, ya que lo educativo del deporte está en los medios, no en el fin, la mitad del orgullo es la preparación y la otra mitad es el triunfo; y por supuesto, a mayor cantidad de atletas de alto rendimiento, más éxitos deportivos para nuestro país. Espero que cuando eso pase, sigamos conservando el orgullo por cada medalla que ganen nuestros deportistas, que no caigamos en la indiferencia hacía el esfuerzo individual que cada participante realiza, que el presidente en turno continúe con la tradición de llamar a los ganadores, así tenga que hacer 50 llamadas cada olimpiada. Pero por ahora, lo que tenemos es el presente, que hace muy poco le llamábamos futuro.
Sabiendo que los mexicanos con capacidades diferentes son campeones en juegos olímpicos especiales porque han derrotado a la adversidad, después de conocer a través libros, periódicos y medios electrónicos los ejemplos de personas de nuestra raza que han alcanzado los niveles de excelencia como Hugo Sánchez, Ana Guevara, Armillita, Raúl Gonzalez, Fernando Valenzuela, Ernesto Canto, Adrián Fernandez, Fernando Platas, Lorena Ochoa, Raúl Ramírez, entre otros, todos ellos producto de su propio esfuerzo, huérfanos del apoyo del gobierno, en materia deportiva, como en tantas otras, sufrimos en México la frustración de la gallina: tener alas y no saber volar. mjoly@terra.com.mx

El Narco

publuicado el 20 de Agosto de 2004 en El Heraldo de Saltillo
Por César Elizondo Valdés

El narco

Se dice que existen dos maneras de hacerse rico: al nacer, y al casarse, hay una parte de nuestra sociedad que piensa que hay una tercera vía, la del narco; estos supuestos tienen algo de verdad, aunque conozco personas que han hecho su fortuna con la fórmula infalible, aunque más cansada, la del trabajo, la inteligencia y el tiempo.
En un país en el que no supimos prepararnos para recibir el impacto de una apertura comercial anunciada con años de anticipación, sufrimos también las consecuencias de no haber previsto los efectos culturales que llegaron junto con tratados, globalización y tecnologías de comunicación, dejando que una parte de nuestra educación, la que no es académica, quedara en manos del consumismo, la publicidad y la avaricia; así, fuimos tierra fértil para sembrar en nosotros necesidades que ahora buscamos satisfacer a cualquier costo. Eso, aunado a la ausencia de valores éticos en gente de todas las clases sociales, obliga a buscar el satisfactor económico, siendo este el fin, sin importar los medios para conseguirlo, ingresando lamentablemente en el mundo del lavado de dinero, almacenamiento, transportación y tantas otras necesidades logísticas que son resueltas por trabajadores al servicio de los carteles.
Los que caen en el negocio del narcotráfico, creyendo que ahí tendrán las oportunidades económicas que no han querido encontrar, son individuos como usted y como yo, que en algún momento dado le han dado más valor a las cosas que a las personas, al tener que al ser, al dinero que al orgullo. Es gente que se identifica con Vito Corleone, no con Forrest Gump, sin entender la paradoja de los Corleone, que en el afán de mantener unida a “la familia”, pierden hijos, hermanos, padres.
Es difícil la ecuación de mantener valores de educación y cultura sin dejar de vivir en un planeta regido por las comunicaciones, la globalización y la moderna conquista del mundo por medio del poder económico que no tiene nacionalidad, solo intereses. Pero debemos recuperar la capacidad de levantar las cejas ante situaciones que antes nos asombraban y que hoy nos pasan desapercibidas, sin caer en actitudes mochas ó de santurrones; debemos enfrentar el problema y dejar de exigir al gobierno que recete una aspirina cuando lo único que nos cura es la quimioterapia, sin perder de vista al verdadero enemigo, la mala cultura, no las malas personas.
Mientras sigamos siendo vulnerables a los caprichos del consumismo, seguiremos estando dispuestos a cualquier cosa con tal de cubrir las necesidades que nos dictan desde muy remotos lugares, independientemente del esfuerzo gubernamental en materia de seguridad pública y combate a las drogas. Aclaró, crítico al consumismo, no al capitalismo. El tipo de educación que necesitamos es la que se cuida en casa, la que se puede heredar, es aquella con la cual todos los seres humanos nacemos, es cuestión de cultivarla, por naturaleza venimos a este mundo con un claro concepto de lo que está bien y de lo que es incorrecto, tenemos libre albedrío para decidir que camino tomar; ahí es donde entra la influencia de la familia y el círculo de relaciones personales. En el caso de la lucha contra el narco, hay dos problemas diferentes, el consumo y el tráfico, la educación combate ambos. mjoly@terra.com.mx

Un dia sin mexicanos

publicado el 13 de Agosto de 2004 en El Heraldo de Saltillo
Por César Elizondo Valdés

Un día sin mexicanos



Preparó todo para irse al cine: dinero en la billetera, pelo engomado, zapato boleado, auto lavado, y, por supuesto, su pareja lista para la función; llego al conjunto de salas, lo de siempre, palomitas, un refresco, el hot dog y los chocolates de postre.
Empezó la película de Arau, entre una y otra escena reflexionaba, se preguntaba porque los estadounidenses tratan a los mexicanos como bien lo retrata el filme, al margen de la ficción de la obra, no lograba entender a un gobernador que fue inmigrante, recibido por un pueblo ávido de héroes ficticios y casado con una descendiente de la que llaman la familia real norteamericana, el cual, olvidando su buena suerte, ataca a los indocumentados latinos; no podía entender a una sociedad sin raíces, que toma las costumbres de otros cuando así lo determina la moda, la economía ó las leyes, cuyas tradiciones se enriquecen de la mezcla de muchas razas, entre ellas la nuestra; a los individuos que son manejados por agitadores, líderes de opinión y hasta candidatos a puestos de elección popular para manifestarse en nombre de la defensa del empleo que le pertenece al nativo, pero que no sabe y no quiere hacerlo; al beneficiario de la seguridad social, que ve en cada nuevo trabajador un número más para compartir las conquistas alcanzadas (en todos lados se cuecen habas); a los hijos del nazismo, que en muchas ocasiones ni siquiera se han tomado la molestia de leer un libro sobre Hitler, pero que ostentan la heráldica, que no saben el porqué de la diferencia en la tez y características de las personas, pero que discriminan, ya que en realidad, se sienten inferiores, amenazados; a los servidores públicos, que difícilmente entienden su calidad de trabajadores para la comunidad, menos cuando son racistas; a los pochos, que naturalmente se sienten parias, que ante el gringo son mexicanos y ante nosotros presumen su nueva cultura.
Entre risas, llantos, lamentos, situaciones típicas, las canciones y las infaltables maldiciones, se desarrollo la película, al final, igual que otros, no pudo reprimir el aplauso, al sentirse redimido por el genial director mexicano, jubiloso de dar una lección a los californianos, seguro del impacto social que este trabajo arrojará para beneficio de los latinos radicados en Estados Unidos, sintió incluso lástima de los autodenominados americanos. Salió de la sala orgulloso de sus raíces, de sus hermanos que intentan cruzar los interminables desiertos, de los mexicanos que han alcanzado el sueño americano, huyendo de su pesadilla mexicana, de los residentes que perpetúan nuestras tradiciones más allá de la frontera.
Después del cine, camino a casa, se detuvo en la luz roja del semáforo, llegó de inmediato un limpia vidrios con la frase ya conocida: “ahí con lo quiera cooperar”, molestó, miró hacía otro lado, haciendo caso omiso del muchacho, quién, sin darse por vencido se puso del otro lado é insistió en lavar el vidrio; furioso, el conductor no pudo esperar el cambio de luz y aceleró, casi pasando por encima de aquel joven, no pasó ni una cuadra, cuándo volvía a preguntarse, ¿Porque los malditos gringos tratan tan mal a los mexicanos? mjoly@terra.com.mx

Lujos

publicado por el Heraldo de Saltillo el día 6 de Agosto de 2004
Por César Elizondo Valdés


Lujos

Usted ha visto circular camiones repartidores de refrescos, papitas, pasteles y demás mercancías cuyo éxito comercial reside más en la distribución que en el propio producto, también los ha visto como camiones de pasajeros, me refiero a los vehículos Mercedes Benz, la garantía de la marca, así como la relación costo-beneficio hacen de un vehículo con una imagen cara una inversión necesaria y productiva, si usted adquiere un automóvil de la misma marca para trasladarse al trabajo, ya no es un gasto que produce, es un lujo.
Si alguna vez tiene la oportunidad de entrar a una cocina de tipo industrial ó de restaurante, observe la calidad del equipo: mesas de trabajo, tarjas, parrillas, refrigeradores, todo terminado en acero inoxidable del mejor calibre; si en su casa decide poner este tipo de aparatos, al final de su vida, por larga que esta sea, su cocina será testigo de un gasto que no fue aprovechado al máximo.
Como cualquier mexicano, usted tiene derecho y necesidad de un descanso en sus actividades, de unas vacaciones, descansar en casa, visitar algún balneario ó acudir con el infaltable conocido que tenga rancho es lo que nos saca de la rutina y nos da nuevos bríos; tomar los días de descanso en Thaití, no es lo más popular que existe.
Tener un techo que nos proteja, una cama donde dormir, una casa, es lo que todas las familias quisiéramos; poner mármol sobre el piso, caoba en los marcos y cantera en la fachada, es excederse en cubrir las necesidades.
El aparato de televisión, hace años que es considerado por las autoridades como un artículo de primera necesidad, igual que la lavadora, la estufa y el refrigerador; pero comprar una televisión con pantalla plana de 29 pulgadas con sonido estérefonico y recuadro, excede los parámetros de lo que el gobierno acepta.
Si uno tiene apetito, que por cierto no lo mismo que hambre, puede ir a cualquier parte y comprar arroz, frijoles y tortillas, con menos de diez pesos puede comer; por otro lado, acompañar el caviar con el mejor de los aperitivos, seguir con los más exóticos platillos y terminar con el correspondiente postre, es mucho más que comer para sobrevivir.
Para dar buena impresión, bien peinado, rasurado, desodorante, buen aliento, ropa limpia y bien planchada, zapatos limpios e informado; Versace sale sobrando, al igual que el cirujano plástico, la marca del cinturón y el comentario simplista .
El Seguro Social es importante, su sindicato es un lujo.
Los lujos son, en muchas ocasiones, el motivo de quiebra en las economías, ya sea que hablemos de un individuo, una familia, un pequeño negocio, una transnacional, un gobierno municipal ó estatal, instituciones, organismos, clubes y hasta países. El sueldo que no produce, el automóvil de artista, las vacaciones rentadas, el inventario obsoleto, los activos mal comprados, el equipo innecesario, la capacidad sobrada en personas y aparatos, todo lo desperdiciado, lo que perdió su vigencia, por caducidad ó historia.
El Seguro Social es importante, su sindicato es un lujo, que no podemos pagar.
mjoly@terra.com.mx