Sexto informe, capitulo Coahuila

Publicado el 01 de Septiembre de 2006

Por supuesto, el sexto informe de gobierno que intentaría rendir hoy por la noche el Presidente Vicente Fox Quesada estaría dirigido a toda la nación; por ser el último recuento anual de actividades del gobierno del cambio, la costumbre dicta que el primer mandatario aprovecharía la ocasión para dar su testimonio de seis años completos al frente de los destinos de nuestro país.

Nosotros, además de observar la influencia que tuvo en todo México el gobierno que agoniza, debemos evaluar también las acciones que la administración foxista emprendió con relación a nuestro Estado, ya sea que estas hayan sido diseñadas especialmente para la situación coahuilense ó que por nuestras características hayamos sido afectados de forma especial por las políticas emprendidas de manera general para toda la república.

Empezamos entonces por uno de los orgullos del sexenio: El seguro popular. Uno de los programas más publicitados, la respuesta a las clases marginadas que no tienen acceso a la seguridad social y menos a los hospitales privados. Todo depende del cristal con el que miramos las cosas, el seguro popular puede ser visto también como el fracaso foxista en la promesa de sacudir a la institución del Seguro Social, razón por la cual hoy 4 millones de familias tienen que atenderse en una alternativa que si bien es benéfica para su condición, también es la aceptación de la incapacidad económica patronal para ofrecer empleos con las mínimas prestaciones, así mismo es darle opción a la economía subterránea de atenderse sin pagar impuestos. Para Coahuila, cuya actividad económica reside principalmente en la industria, rama que por su naturaleza es generadora de impuestos y de empleos formales, el seguro popular no pasa de ser una iniciativa populista que tuvo en Saltillo el infortunio de no encontrar un hospital general para dar servicio en la capital del Estado.

Con respecto a lo económico, es cierto que gozamos de una estabilidad financiera en lo tocante a los parámetros macro, también es cierto que millones de mexicanos tienen hoy en día mayores y mejores alternativas para su consumo, tenemos así mismo reservas que jamás habíamos soñado ver; pero por otro lado la estabilidad sin reformas estructurales impidió el crecimiento, lo que deja tanto a los empresarios nacionales como a los consumidores con mejor poder adquisitivo pero con menos capital, esto quiere decir que gozamos del prometido bienestar, pero no somos más prósperos. En el caso Coahuila, el descalabró local en materia de generación de empleos se puede colgar del problema nacional que a su vez tuvo su origen en la dependencia que tenemos de la economía estadounidense, la cual fue duramente castigada después de aquel once de Septiembre. Pero si comparamos los logros en captación de inversión de nuestro Estado con San Luis Potosí, Guanajuato ó Querétaro, nos queda la enorme duda de saber si se trató de incapacidad local, falta de entendimiento con la federación ó procuración de un gobierno federal hacía entidades con afinidad ideológica.

En lo político, la administración de Vicente Fox tuvo en Coahuila el fiel reflejo de lo que fue para toda la república mexicana: Contrastes. En la relación Estado-Federación fuimos testigos de la apertura del gobierno foxista en materia política, así mismo padecemos actualmente la escasa diplomacia que caracterizó a este gobierno cuando se encontró con interlocutores obstinados en defender a cualquier costo una posición. Lo más importante de estos seis años: Haber llevado un gobierno que aún con todos sus errores, puede ser ejemplo de lo que es un gobierno de transición, los cuales la historia nos dice que son violentos, sangrientos y muy onerosos financieramente.

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