Familias disfuncionales

Publicado el 03 de marzo de 2007

Empieza a cambiar mi forma de pensar. Hace años, creía que ante la crisis de valores que observábamos ó vivíamos los jóvenes, terminaríamos por aplicar fuertes correctivos en la siguiente generación cuando nos convirtiéramos en padres para así detener la eminente decadencia que nuestra sociedad ha venido sufriendo en los últimos lustros.

Mi creencia se basaba en las teorías que afirman que todo es cíclico en este mundo, motivo por el que reflexionaba en los excesos en que incurrían las sociedades de la Europa de antaño, en dónde hemos sido testigos, a través de diversas manifestaciones del arte como la pintura y la literatura, de la promiscuidad con la que manejaban su vida sexual y de su forma de ingerir alcohol y drogas que hoy sabemos son seguros guías hacía la muerte cuando se abusa de su consumo como lo hacían en esa época. También pensaba en lo que conocí de los años sesenta y setenta por la televisión, el cine y la lectura de los escritores contemporáneos: La era de los hipíes, el rock y las nuevas drogas.

Al final de cuentas, concluía, aquí esta la humanidad después de aquellos y muchos otros períodos de la historia que han sido caracterizados por la omisión de las buenas costumbres. Sabía que luego de tocar fondo en lo moral, los europeos, que aún eran la referencia en lo que a estilo de vida se trataba, hubieron de renacer en la forma de llenar su vida, volteando hacía mejores hábitos; lo mismo paso después de los sesenta, en un mundo ahora dirigido culturalmente por los Estados Unidos que sufrió la resaca de movimientos sociales que dentro de su mensaje, llevaban la libertad a limites que ninguna religión, ideología política ó padre de familia aprobaría.

Y cambia mi forma de pensar porque veo que seguimos donde mismo, con algunas variantes, claro esta. Pero con la constante de una juventud que no encuentra la respuesta a su paso por este mundo, y que por lo tanto gasta su vida de la misma forma en que lo hicieron los estereotipos de la antigua Europa y de los rebeldes de los sesenta. Y veo que el ciclo no existe en realidad, ó que este no se dará en automático, me doy cuenta de que los que tenemos la responsabilidad de hacer los cambios necesarios estamos inmersos en la misma cultura que nos ha traído hasta este punto: La cultura de la familia disfuncional, en dónde cada cual tiene una vida, y cada quien vive la suya.

Ha sido muy fácil para todos decir que las mujeres de hoy no son como las de antes, que ya no tienen porque soportar a un marido que no las respeta, pues que lástima, porque la realidad es que las mujeres de antes podían soportar todo por sus hijos, y la diferencia es que ellas en todo caso aguantaban a los padres de sus hijos, hoy muchas mujeres tienen que tragarse su orgullo dentro de una realidad laboral y social que dista mucho de ser justa para ellas, por la simple razón de la diferencia de género. También ha sido muy conveniente para los hombres escudarnos en las responsabilidades económicas para delegar los deberes que como jefes de familia tenemos para con nuestros hijos, cayendo en la aceptada, pero errada filosofía de “darle a la familia calidad de tiempo, no cantidad”, terminando por torcer el concepto de calidad por el de consentir, que se traduce en casi todas sus acepciones en mal educar.

La familia es lo único que puede sostener a un mundo en el que cada quien vive para sí, y por más argumentos que puedan dar los que prefieren disolverla, la realidad es que si no podemos darle un sentido de identidad a nuestros hijos, ellos seguirán el camino de ese individualismo insano que se convierte fácilmente en hedonismo, cuna de nuestros males.
844410477@prodigy.net.mx

No hay comentarios.: