Kickoff NFL

Publicado el 13 de Septiembre de 2015 en Círculo 360 Domingo, de Vanguardia


    Así como los mexicanos somos propensos fiesteros y hacemos harta veneración al maratón Guadalupe Reyes que llevamos a cabo entre las fiestas del 12 de diciembre y el 6 de enero (La virgen de Guadalupe y los Santos Reyes), los amantes del fútbol americano entran desde la segunda semana de septiembre y hasta el primer domingo de febrero en su propia negación de la realidad que bien podríamos tropicalizar llamándola maratón Hidalgo-Candelario, siempre atendiendo nuestras efemérides y fiestas religiosas.

     Y es que a partir del jueves pasado vuelven a aparecer las viudas de la NFL. Domingos con menos hombres atendiendo misa, restaurantes familiares sin familias, reuniones familiares en torno a un televisor, adultos hablando de juegos de fantasía, niños y jóvenes portando a todas horas el jersey de Manning, Rodgers o Romo. Y lunes de salir con los amigos a ver el coloquialmente llamado “Americano” con el pretexto de tomarse unas cervezas; martes y miércoles de rumiar estadísticas, devorar cuanto artículo o columna aparezca en medios impresos y electrónicos; y jueves de rehacer pronósticos, quinielas y alineaciones para empezar desde ese día el ritual de fin de semana que hábilmente han deslizado entre nuestra cultura futbolera los primos de allende el río Bravo.

      Y el Tuca Ferretti, el Chicharito y hasta el Presidente han de sentir que la válvula de presión les da un respiro. Se vuelve la espalda a los más queridos compadres si son seguidores de un equipo distinto al propio; se perdona la peor ofensa al más odiado de los enemigos cuando se enteran que son fanáticos de la misma escuadra; se desempolvan gorras, camisetas y bufandas; el tarro de cerveza con el logo vuelve a aparecer en el congelador para ser utilizado en domingo; se pega una nueva calca en los vidrios del auto y se cambia el avatar o icono de todos los perfiles de redes sociales: se quita la fotografía de la abnegada madre, de la bella esposa o de la dulce hija, y en su lugar se pone el rudo escudo del equipo preferido.

      Los televisores vuelven a temblar de miedo porque saben que escucharán más fuertes los desaforados gritos y regaños de quienes están frente a ellos en relación a los que estarían dentro de ellos: ¡No era esa la jugada, si serás estúpido¡…. ¡Era correr, no era pasar¡…..!Ese árbitro está ciego ¡…..!Corre, corre, corre, corre, siiiii ¡¡….! Balón sueltoooo, balón sueltoooo ¡…. Y el televisor será una y otra vez increpado por los errores de aquellos que están a miles de kilómetros de distancia.

      Exhausto, el aficionado de la NFL queda después de los juegos como si él mismo hubiese pisado el emparrillado: no se le hable ni se le presione, no le pidan nada y déjenlo meditar; máxime si su equipo ha perdido. Luego, dejadle ver los noticieros deportivos para enterarse de lo que pasó en otros frentes… y ver las repeticiones importantes del juego que ya presenció. Pero es solo de septiembre a febrero, se pasa rápido.

    ¿Y que tiene este deporte que tanta afición levanta en nuestro país? Porque, he de decir que actualmente son muchas las mujeres que se han incorporado a ver cotidianamente las transmisiones de los partidos, y las que no son tan aficionadas al menos lo ven cuando juegan los campeones Patriotas con Tom Brady, ¿Será acaso que les gusta ese uniforme? Me parece que en primer lugar, al ser una liga que no tiene representativos en México, la afición se forma por indefinidos mosaicos de preferencias por todo el país, lo que hace que sea igualmente interesante de seguir desde cualquier rincón de la geografía nacional, lo cual no sucede con el regionalismo del soccer. Luego viene la forma en que la organización de la NFL ha logrado el equilibrio de fuerzas entre franquicias, esto en beneficio del espectáculo y la competitividad.

     Pero lo más importante, pienso, es la identificación de ideales que el hombre encuentra en sus pasiones y sus gustos: Una mística de fuerza combinada con inteligencia, de dura preparación física y ardua preparación táctica, de conocimientos técnicos y capacidad de reacción, de pensar rápido y bien, de ejecutar sin error y….de compañerismo.

       Nos gusta la NFL porque nos acerca al improbable resultado de una utopía: Organización líder del deshumanizado capitalismo, ha dado con la fórmula para que sus participantes compitan en igualdad de circunstancias y posibilidades sin menoscabo de la calidad del espectáculo o los ingresos de sus socios; premia el individualismo con reconocimiento, fama y fortuna. Pero siempre prevalece lo más importante de la convivencia humana: ese trabajo en conjunto que brinda la oportunidad a todos de vestirse de gloria. Y es que en la NFL cada persona del equipo campeón, desde el más humilde barrendero hasta el dueño de la franquicia, recibirán al final un anillo conmemorativo que los acredita como campeones.

cesarelizondov@gmail.com

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