AMLO 2018

publicado el 05 de noviembre de 2017 en Círculo 360, de Vanguardia



Por César Elizondo Valdez


     No es necesario ser adivino para apostar a que el virtual candidato de MORENA se erija como próximo presidente de México. Con un poco de observación, lógica y desapasionamientos, queda más que claro lo que sucederá en las elecciones federales de 2018.

    Quienes participamos fuera de cobijos partidistas desde el ruedo en las elecciones locales pasadas, tuvimos ocasión de palpar el ánimo de la población más representativa del país, es decir las clases más desfavorecidas en lo económico. Y así pudimos entender los porqués de un sistema que gira y da vueltas sobre lo mismo en una espiral interminable de causas y efectos que parecen imposibles de romper.

   Cuando alguien empieza a hablar de largos plazos, o de cuestiones abstractas como la formación, educación y cultura, o de la prevención del delito desde la infancia en lugar de pistolas y guerrillas para los adultos, pierde toda la atención del electorado.

    Una despensa, pañales, dinero en efectivo, gestión para cancelar adeudos ante dependencias gubernamentales y negocios privados, medicinas, uniformes y útiles escolares, y más cosas para cubrir la necesidad apremiante, es lo que el electorado demanda de un candidato, de una formula, de un partido. Y ni modo de culpar a alguien por su interés individual de seguir sobreviviendo hoy, así tengamos despedazado el mañana comunal.

    Y esa receta es la que saben cocinar los partidos políticos. Con recursos humanos y económicos que rebasan por mucho los alcances de sus prerrogativas de ley, desde los gobiernos municipales, estatales y federales, desvían hacia las campañas impunemente miles y miles de horas-hombre pagados dentro de la burocracia del Estado; y por supuesto, no hay programa social exento de las garras partidistas que, a discreción de sus candidaturas, manosean, trafican y administran bienes tan básicos y necesarios como leche, granos, medicamentos. Y cuando alguien ha aprendido a jugar de esa forma tan perversa con las necesidades de la gente, es cuando la gente voltea a ver hacia otra parte, a alguien que le baje dos rayitas a esa manera tan indigna y clientelar de beneficencia.

     De ahí, sumado a la recurrente canibalización panista y a la desfachatez priísta cuya bandera es su partido, pero jamás su nación, es que se abre el camino para que la alternativa que cada día cuenta más adeptos sea vista como la opción a elegir en julio.

      Y sí, todos decimos que AMLO vive de quien-sabe-que. Igualito a Calderón y Margarita, a Peña, Osorio y el Meade. Igual fueron los Obama y los Clinton. ¿Diferentes? Los Bush, los Trump y Salinas, esos si tenían una fortuna antes de entrar a la política.

     De independientes ni hablar. Es un camino muy largo y sinuoso que al día de hoy, un solo mexicano ha transitado como debe ser, y busca una senaduría por Jalisco que de darse, oxigenaría la posibilidad de más candidaturas ciudadanas futuras, pero de no lograrse, apagaría para siempre la débil flama que hoy solo Pedro Kumamoto porta.

      Total, que de una nación llena de riquezas naturales pero pobre en políticos con ideales, queda la esperanza de que un cambio de colores traiga ahora sí dignidad, oportunidades, desarrollo y progreso a una tierra estancada durante ya casi un siglo.

       El viraje violento a la izquierda es la gran interrogante para AMLO. Pues el servilismo de los modernos Santa Anna hacia políticas económicas dictadas desde muy lejos de México que garantizan estabilidad, pero ahorcan la creatividad, han tenido eso sí, la virtud de poner pan en boca de los mexicanos durante largo tiempo. ¿Qué va a hacer AMLO con la economía? Esa es la cuestión, ya no te preguntes si va a ganar o no.   cesarelizondov@gmail.com


   

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