Reprobados en Logística

Publicado el 19 de Abril de 2008

Finalizaba mi niñez junto con la década de los setenta, por ese tiempo veíamos en televisión la promoción de una empresa comercial mexicana en la cual los clientes tendrían la oportunidad de recorrer el supermercado con un carrito de compras durante cinco minutos, podrían llenar el carro con todo lo que cupiera en este hasta agotar el espacio ó el tiempo. Los niños soñábamos con tener la suerte de acompañar a mamá si era afortunada en alguna visita a la tienda, nos imaginábamos haciendo una torre de juguetes y dulces antes de que terminaran los cinco minutos; seguramente los papás pensarían en paquetes de cigarros, botanas extravagantes y una botella de Viejo Vergel.

Muchos años después de aquella campaña, coincidí en una reunión con un gerente comercial de aquella empresa; le recordé la ingeniosa y divertida difusión, entablamos conversación sobre el tema y terminó diciéndome que era lo que pasaba con las personas que tenían la fortuna de salir agraciadas en la caja registradora: Invariablemente invertían el espacio y el tiempo en artículos de los cuales se tenía una impresión de lujo, status ó alta necesidad. Así, lo más común era ver carros llenos de productos de la canasta básica como huevos, leche y cereales; se veían también cosas que rara vez se compraban en ese tipo de comercios como radios de transistores, televisiones y colchones; y también estaban las personas que gastaban todo su premio en un arranque de suntuosidad llevando a su casa productos del mar, embutidos, vinos de mesa, quesos y productos importados.

Después de los eufóricos cinco minutos, los consumidores llegaban exhaustos a la salida de la tienda y se percataban de que habían desperdiciado su buena suerte al escoger cosas por impulso más que por conveniencia. Era muy tarde para reparar en que hubiera sido mejor llevar un kilo de navajas para rasurar más caras y no perecederas que 20 kilos de pescado; era preferible elegir cien pastillas de jabón de tocador que se utilizan todos los días que ocho litros de leche que también se utilizan a diario; un colchón que ocupaba todo el espacio costaba menos que la caja de baterías que cabía en una mano. Habían tenido la oportunidad, les había fallado la lógica.

El ejemplo es muy claro de lo que nos pasa cuando los recursos exceden a las expectativas: Podemos tener la cristalería, pero seremos un chivo adentro de ella.

Es más ó menos lo que nos está sucediendo con las obras viales que se construyen en la región. Los recursos financieros excedentes fueron tantos que rebasaron la capacidad de logística oficial y el caos vehicular es la consecuencia de haber sido agraciados con mucha obra pública y muy poca creatividad de las autoridades en vialidad. Cada obra emprendida por los gobiernos estatal y municipal está recibiendo muchas quejas de la ciudadanía por la ineficaz labor de las direcciones de policía y tránsito en las ciudades de Ramos Arizpe y Saltillo. Solo para poner en perspectiva el tamaño de la incongruencia entre inversión y capacidad logística: En el anuncio de la obra que el gobierno del estado hizo para las vialidades del bulevar los Fundadores se hablo de una afluencia diaria de veinte mil vehículos, estos vehículos hoy pierden un promedio de cinco minutos por día debido a la falta de logística en vialidad, si ponemos a un solo pasajero en cada automóvil sin contar transporte público, estaríamos hablando de más de mil seiscientas horas-hombre perdidas por día. Si a cada hora le damos un valor de diez pesos, los ciudadanos perdemos más de 16 mil pesos diarios, suma suficiente como para pagar ocho ó diez directores más de policía y tránsito municipal.
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