No son horas de llegar

Publicado el 18 de Julio de 2007

-¿Qué horas son estas de llegar? –le pregunta furibunda la señora a su trasnochado marido.

-No me lo vas a creer- le responde el señor-, pero ya estaba a tres cuadras de la casa cuando llegue a una intersección con un letrero que ordenaba “ceda el paso a un vehículo”, y como no pasaba ningún auto, pues estuve dos horas parado esperando que alguno pasará para poder atravesar.

El chiste ilustra el extremo de la pésima cultura que tenemos al volante, una y otra vez frenamos, medio arrancamos y volvemos a pisar el freno mientras desciframos cual será la idea que el otro conductor tenga de este tipo de cruceros. Unos saben que la señal de alto para todos quiere decir que se llega, se frena totalmente y se continúa de acuerdo al orden en que cada auto llega a la intersección; otros piensan que la señal de alto para todos es para evitar frenar a los que vienen circulando aún habiendo otro vehículo parado con anterioridad en el cruce.

Lo anterior, así como prescindir de acotamientos, no utilizar las direccionales, estacionarse sobre las rayas, ubicarse en doble fila, dar vueltas donde no está permitido y conducir a velocidades extremas (altas y bajas), hacen que nuestras vialidades parezcan algo más complicado de lo que son. Como es la constante para todos nuestros problemas, la respuesta está en la cultura, una buena cultura al volante haría de nuestras ciudades lugares más agradables para vivir.
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